miércoles, 24 de noviembre de 2010
sábado, 6 de noviembre de 2010
Carta de Belgrado
A. Situación de la Problemática Ambiental
Nuestra generación ha sido testigo de un crecimiento y de un progreso
tecnológico sin precedentes que, aún cuando ha aportado beneficios a muchas
personas, ha tenido al mismo tiempo graves consecuencias sociales y
ambientales. Aumenta la desigualdad entre ricos y pobres, entre las naciones y
dentro de ellas; y existen evidencias que de un creciente deterioro del ambiente
físico, bajo diferentes formas, a escala mundial. Esta situación, aunque
causada principalmente por un número relativamente pequeño de países,
afecta a toda la humanidad.
La reciente Declaración de las Naciones Unidas para un Nuevo Orden
Económico Internacional (Resolución de la 6ta. Sesión Especial de la
Asamblea General de la ONU, adoptada el 10 de mayo de 1974, Nueva York)
pide un nuevo concepto de desarrollo, que tenga en cuenta la satisfacción de
las necesidades y los deseos de todos los habitantes de la Tierra, el pluralismo
de las sociedades y el equilibro y harmonía entre el hombre y el ambiente. Lo
que se busca es la erradicación de las causas básicas de la pobreza, del
hambre, del analfabetismo, de la contaminación, de la explotación y de la
dominación. Tratar, como se hacía anteriormente, estos problemas cruciales de
una manera fragmentaria no es de algún modo adecuado para la situación.
Es absolutamente vital que todos los ciudadanos del mundo insistan en
medidas que apoyen un tipo de crecimiento económico que no tenga
repercusiones perjudiciales para las personas, para su ambiente ni para sus
condiciones de vida. Es necesario encontrar maneras de asegurar que ninguna
nación crezca o se desarrolle a expensas de otra y que el consumo hecho por
un individuo no ocurra en detrimento de los demás. Los recursos de la Tierra
deben desarrollarse de forma que beneficien a toda la humanidad y que
proporcionen mejoría de la calidad de vida de todos.
Por lo tanto, necesitamos una nueva ética global, una ética de los individuos y
de la sociedad que correspondan al lugar del hombre en la biosfera; una ética
que reconozca y responda con sensibilidad a las relaciones complejas, y en
continua evolución, entre el hombre y la naturaleza y con sus similares. Para
asegurar el modelo de crecimiento propuesto por este nuevo ideal mundial,
deben ocurrir cambios significativos en todo el mundo, cambios basados en
una repartición equitativa de los recursos del mundo y en la satisfacción, de
modo más justo, de las necesidades de todos los pueblos. Este nuevo tipo de
desarrollo exigirá también la reducción máxima de los efectos nocivos sobre el
ambiente, el uso de los desechos para fines productivos y el desarrollo de
tecnologías que permitan alcanzar estos objetivos. Sobre todo, se exigirá la
garantía de una paz duradera, a través de la coexistencia y de la cooperación
entre las naciones que tengan sistemas sociales diferentes. Se podrán
conseguir recursos substanciales dirigidos a la satisfacción de las necesidades
humanas restringiendo los armamentos militares y reduciendo la carrera
armamentista. La meta final debe ser el desarme.
Estos nuevos enfoques del desarrollo y de la mejoría del medio ambiente
exigen una reclasificación de las prioridades nacionales y regionales. Deben
cuestionarse las políticas que buscan intensificar al máximo la producción
económica sin considerar las consecuencias para la sociedad y para la
cantidad de los recursos disponibles para mejorar la calidad de la vida. Para
que se pueda alcanzar el cambio de prioridades, millones de personas tendrán
que adecuar las suyas y asumir una ética individualizada y personal, y
manifestar, en su comportamiento global, una postura de compromiso con la
mejoría de la calidad del medio ambiente y de la vida de todos los pueblos del
mundo.
La reforma de los procesos y sistemas educativos es esencial para la
elaboración de esta nueva ética del desarrollo y del orden económico mundial.
Los gobiernos y formuladores de políticas pueden ordenar cambios y nuevos
enfoques para el desarrollo, pueden comenzar a mejorar las condiciones de
convivencia en el mundo, pero todo eso no dejan de ser soluciones a corto
plazo, a menos que la juventud mundial reciba un nuevo tipo de educación.
Esto requerirá instaurar unas relaciones nuevas y productivas entre estudiantes
y profesores, entre escuelas y comunidades, y aún entre el sistema educativo y
la sociedad en general.
La Recomendación 96 de la Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano de
Estocolmo ha pedido un mayor desarrollo de la Educación Ambiental,
considerada como uno de los elementos fundamentales para poder enfrentar
seriamente la crisis ambiental del mundo. Esta nueva Educación Ambiental
debe basarse y vincularse ampliamente a los principios básicos definidos en la
Declaración de las Naciones Unidas sobre el "Nuevo Orden Económico
Internacional".
Es en este contexto que deben colocarse los fundamentos para un programa
mundial de Educación Ambiental que posibilitará el desarrollo de nuevos
conocimientos y habilidades, de valores y actitudes, en fin, un esfuerzo dirigido
a una mejor calidad del ambiente y, de hecho, hacia una mejor calidad de vida
para las generaciones presentes y futuras.
B. Metas Ambientales
La meta de la acción ambiental es:Mejorar todas las relaciones ecológicas, incluyendo la relación de la humanidadcon la naturaleza y de las personas entre sí.Así, existen dos objetivos preliminares:
1. Para cada nación, de acuerdo con su propia cultura, esclarecer
por sí misma el significado de conceptos básicos, tales como
la "calidad de vida" y la "felicidad humana", en el contexto del
ambiente global, esforzándose también para precisar y
comprender estas nociones como son entendidas por otras
culturas más allá de las propias fronteras nacionales.
2. Identificar las acciones que garanticen la preservación y el
mejoramiento de las potencialidades humanas y que favorezcan
el bienestar social e individual, en harmonía con el ambiente
biofísico y con el ambiente creado por el hombre.
C. Meta de la Educación Ambiental
Formar una población mundial consciente y preocupada con el medio ambiente
y con los problemas asociados, y que tenga conocimiento, aptitud, actitud,
motivación y compromiso para trabajar individual y colectivamente en la
búsqueda de soluciones para los problemas existentes y para prevenir nuevos.
D. Objetivos de la Educación Ambiental
1. Toma de conciencia. Ayudar a las personas y a los grupos
sociales a que adquieran mayor sensibilidad y conciencia del
medio ambiente en general y de los problemas.
2. Conocimientos. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a
adquirir una comprensión básica del medio ambiente en su
totalidad, de los problemas conexos y de la presencia y función
de la humanidad en él, lo que entraña una responsabilidad crítica.
3. Actitudes. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a
adquirir valores sociales y un profundo interés por el medio
ambiente que los impulse a participar activamente en su
protección y mejoramiento.
4. Aptitudes. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a
adquirir las aptitudes necesarias para resolver los problemas
ambientales.
5. Capacidad de evaluación. Ayudar a las personas y a los grupos
sociales a evaluar las medidas y los programas de educación
ambiental en función de los factores ecológicos, políticos,
sociales, estéticos y educativos.
6. Participación Ayudar a las personas y a los grupos sociales a
que desarrollen su sentido de responsabilidad y a que tomen
conciencia de la urgente necesidad de prestar atención a los
problemas del medio ambiente, para asegurar que se adopten
medidas adecuadas al respecto.
E. Destinatarios
El destinatario principal de la Educación Ambiental es el público en general. En
este contexto global, las principales categorías son las siguientes:
1. El sector de la educación formal: alumnos de preescolar,
elemental, media y superior, lo mismo que a los profesores y a los
profesionales durante su formación y actualización.
2. El sector de la educación no formal: jóvenes y adultos, tanto
individual como colectivamente, de todos los segmentos de la
población, tales como familias, trabajadores, administradores y
todos aquellos que disponen de poder en las áreas ambientales o
no.
F. Directrices Básicas de los Programas de Educación Ambiental
1. La Educación Ambiental debe considerar al ambiente en su
totalidad - natural y creado por el hombre, ecológico, económico,
tecnológico, social, legislativo, cultural y estético.
2. La Educación Ambiental debe ser un proceso continuo,
permanente, tanto dentro como fuera de la escuela.
3. La Educación Ambiental debe debe adoptar un método
interdisciplinario.
4. La Educación Ambiental debe enfatizar la participación activa en
la prevención y solución de los problemas ambientales.
5. La Educación Ambiental debe examinar las principales cuestiones
ambientales en una perspectiva mundial, considerando, al mismo
tiempo, las diferencias regionales.
6. La Educación Ambiental debe basarse en las condiciones
ambientales actuales y futuras.
7. La Educación Ambiental debe examinar todo el desarrollo y
crecimiento desde el punto de vista ambiental.
8. La Educación Ambiental debe promover el valor y la necesidad de
la cooperación al nivel local, nacional e internacional, en la
solución de los problemas ambientales.
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